En todos los países del mundo los individuos, las sociedades y los gobiernos destinan recursos para los cuidados de salud, los cuales se organizan en sistemas de salud. Estos se caracterizan por su complejidad y su constante evolución y cuyo desempeño se mide en unas pocas dimensiones; primero, mejora la salud de la población; la segunda, proteger a la población del riesgo de empobrecerse por el hecho de enfermar; tercero, que las personas se sientan satisfechas por el servicio recibido; y, finalmente, que los beneficios se distribuyan en forma equitativa.
Para lograrlo, los gobiernos implementan políticas de salud. Una forma de entender la política de salud es aquella que se enfoca en el poder y la forma de ejercerlo, cómo se establece la agenda y se definen (o no) las prioridades, qué actores, qué valores o qué intereses intervienen en el proceso y cómo se expresan en la política pública (regulaciones, financiamiento, organización, etc.).